Resumen:
El dengue es una arbovirosis transmitida principalmente por el mosquito Aedes
Aegypti y compuesta por cuatro serotipos (DENV-1 a 4) entre los cuales no se presenta
inmunidad cruzada. Ampliamente distribuido a nivel mundial, es un problema de salud
global con más de cien países en situación de endemicidad y varios países en situación de hiperendemicidad. Se estima que el dengue produce unas 40 millones de infecciones
sintomáticas de las cuales alrededor de dos millones requieren hospitalización(1)(2).
El espectro clínico del dengue varía desde un síndrome febril agudo inespecífico a
cuadros graves que pueden poner en riesgo la vida del paciente). Típicamente la
enfermedad se presenta como un cuadro febril autolimitado, caracterizado por cefalea,
dolor retroocular, mioartralgias, síntomas gastrointestinales y rash. Sus dos síndromes
clínicos mas importantes la fiebre por dengue (FD) y el dengue hemorrágico (FHD), fueron descritos por primera vez hace mas de 50 años en Tailandia. En la actualidad el nuevo esquema propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la enfermedad de manera más simple en dengue (FD) y dengue grave (DG), lo que facilita el triage de los pacientes mejorando la sensibilidad de detección de casos graves.
La presentación clínica del dengue etapas tempranas de la enfermedad (primeras
72hs) suele ser difícil de distinguir de otras causas de síndromes febriles agudos (OSFA).
Además, en la mayoría de los países donde el dengue es endémico también lo son
enfermedades como leptospirosis, rickettsiosis, fiebre tifoidea y otras arbovirosis, las cuales tienen una presentación clínica inicial similar. Poder arribar a un diagnóstico sin la utilización de exámenes complementarios de laboratorio que confirmen la enfermedad por dengue representa un desafío frecuente en el primer nivel de atención, ya que en muchos de ellos no cuentan con exámenes de laboratorio disponibles. Mas aún, la aparición del Sars-Cov-2 desde diciembre del 2019 como causa de Síndrome Febril Agudo (SFA) complejiza más los diagnósticos diferenciales, presentando implicancias en el manejo de los pacientes sospechosos, los cuales deben ser correctamente clasificados en el triage de urgencias y derivados a áreas especiales para así evitar casos secundarios.
En vista de la variabilidad en la presentación clínica del dengue, se considera deseable
la confirmación diagnóstica por medio de pruebas de laboratorio, la cual se establece
durante la viremia por RT PCR, detección antígeno NS-1 o aislamiento viral, mientras que la serología se utiliza a partir del quinto día de enfermedad para detectar IgM y se debe
confirmar con seroconversión de muestras pareadas. Pese a las herramientas diagnósticas con las que se cuenta en la actualidad, el dengue es una de las enfermedades tropicales más subdiagnosticadas a nivel mundial(3). Para muchos países endémicos ésta no es una opción factible, por lo que se necesitan estrategias simples y económicas que se basen en parámetros clínico-laboratoriales fácilmente disponibles para proporcionar un diagnóstico temprano confiable.
Si bien no hay un tratamiento específico, el diagnóstico temprano de la enfermedad
y el soporte médico con la correcta hidratación disminuyen la mortalidad a menos del 1%
Sin embargo este número no dimensiona el verdadero problema de la enfermedad por la
gran cantidad de casos subdiagnosticados. Más aún, los pacientes que llegan a la etapa
4 crítica de la enfermedad (DG) sin un diagnóstico y tratamiento adecuados pueden tener una letalidad del 30 al 50%(1).
El objetivo del siguiente trabajo es analizar variables clínicas y de laboratorio que nos
ayuden a construir un score de diagnóstico temprano de dengue que sea sensible,
específico y que pueda ser aplicado en el primer nivel de atención con el objetivo de poder brindar un abordaje terapéutico precoz y adecuado que disminuya la morbimortalidad.